Plaza de Fuencarral. 16.00. La señora anónima lee un libro. ¿Lo acaba de comprar? No, no, parece que está al menos por la mitad del libro a juzgar por el amplio volumen que ocupan las páginas que tantos secretos e historias encerraba cuando compró, y que ahora ya conoce, pero sin embargo quedan todavía en el mundo de los misterios para mí, o para la chica que al fondo se da la vuelta y se dirige a pedir…veamos ¿qué va a pedir? Ni tú ni yo lo sabemos. Tampoco sabemos ni dónde estará dentro de una hora, ni tampoco dentro de una semana. Mucho menos lo que está haciendo ahora que ya hace días que tomé esta foto.
Pero no nos desviemos, cierto es que la foto deja lugar a muchas apreciaciones que cada uno ve en un rincón, encima de una silla, o en el cartel del fondo. La señora anónima de la chaqueta verde parece disfrutar de su lectura, parece concentrada. Encima de la mesa tiene su café, al que ya ha dado unos sorbos y está como a ella le gusta, ni frío ni caliente, ni amargo ni dulce.
Al lado hay unos libros. Acercándome en la foto a comprobarlos distingo la palabra “Gold” y “activitybook”. Parecen libros de inglés. Así que la señora, además de cultivar la lectura, se dedica a los idiomas, interesante, interesante. ¿Tendrá la clase después? ¿Vendrá ahora de clase?. Ciertamente parece una mujer culta. Me gustaría acercarme a ella, sentarme en una de las sillas vacías que la rodean y hablar un rato. Pero no la quiero molestar en su lectura. Además a lo mejor está en el momento álgido de la novela y sólo tiene cinco minutos más antes de irse para leer el capítulo en el que la protagonista descubre la pista que le conducirá hasta el asesino.
No, no, mejor me quedo en mi mesa y sigo imaginando como será su vida. ¿Será feliz? Que pregunta más complicada… pues yo creo que quizá sí. No se reflejan en su rostro el paso de desgracias, más bien yo creo que está radiante. Sin embargo, las sillas a su alrededor están vacías. ¿Estará soltera? ¿Casada? ¿quizá divorciada? Bueno a lo mejor le gusta tener un rato para si misma después de comer y por eso está sin compañía.
Vaya, se está levantando. Mira su reloj recoge sus cosas y echa un vistazo al libro de inglés. Sí, sí, juraría que tiene clase de inglés ahora, veo alejarla mientras escucho sus tacones cada vez más lejos, y el olor a perfume que dejó tras de sí se va desvaneciendo. ¿La volveré a ver? Quien sabe, en Madrid más de 3.000.000 de personas suben, bajan, leen, beben café, y viven en las calles a diario. No creo, aunque quizá si la próxima vez que vuelva a Madrid voy a las cuatro a la cafetería de la plaza de Fuencarral…
Mientras tanto desde el silencio le deseo mucha suerte para moverse por esta jungla que es la capital.
Hasta siempre señora lectora. Suerte.
6 comentarios:
Grave!
no staría mal verte el año qe viene en mi clase...
materia prima hay, y bastante buena...
sigue alegrándome las tardes con tus historias, pekeño!
mmmmmmmmmmmmmua!
Yo pienso lo mismo cuando me encuentro a alguien así. ¿Has probado a hacer lo que hizo ella? Te lo recomiendo, yo lo hago a menudo y es fantástico.
Un abrazo
Rober
Por cierto, ¿Starbucks Coffee de Fuencarral? Miles de recuerdos sobrevienen de repente...
Un saludo
me encanta_______________
ay iván cómo te gusta saber de la vida de todo el mundo y plantear miles de hipótesis, cómo me río contigo! te espero en bezana... analizaremos a todos los que pasen por la playa!
un día te invito a un frapuccino de moca en fuencarral! xD
saraP
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